Lo que la pandemia regaló a la educación puertorriqueña
La educación es considerada por el World Economic Forum (WEF) como uno de los pilares básicos para el crecimiento económico y la competitividad de un país. En su reunión en enero del 2021, el WEF anticipó que la cuarta revolución industrial demanda una infraestructura laboral a favor de la automatización del trabajo. La pandemia le dio un “reset” a la vida en sociedad como la conocemos y aceleró la automatización de muchos procesos, incrementando la brecha entre los que saben y usan la tecnología de las computadoras y los que no.
Por décadas, Puerto Rico ha tratado de estar a la vanguardia y posicionarse en términos económicos en una plataforma global. El camino ha sido dificultoso, en gran medida, porque se ha ignorado, precisamente, que la base del crecimiento económico sostenible es la educación y que es vital contar con una infraestructura tecnológica robusta y accesible para estar atemperados a los tiempos. Nuestro país ha tenido varias reformas estructurales, y se han dado algunos pasos para encaminar nuestra educación hacia nuevos paradigmas, pero ha faltado considerar que más de la mitad de los estudiantes viven bajo el nivel de pobreza, y urge voluntad de todos los sectores para que nuestro sistema de enseñanza esté a la altura de los tiempos siendo inclusivo para todos.
La pandemia llegó a regalarnos ese sentido de urgencia que no teníamos. A su vez dejó al descubierto cuán vulnerables están muchos sectores de nuestra sociedad, especialmente los niños. En Puerto Rico, seis de cada diez niños viven bajo el nivel de pobreza. La mayoría de estos niños asisten a las escuela públicas o privadas. Al requerir aprender usando una computadora, la ausencia de una conexión estable, los retos con la electricidad, la falta de adultos que supervisen las tareas en línea, entre otros aspectos, coloca a los más vulnerables hacia un mayor rezago escolar.
Desde el pasado año se ha adelantado, al menos en términos de dar acceso a todos en las escuelas públicas a equipos tecnológicos actualizados, identificar lo que los educadores necesitan aprender, y enseñar a integrar la tecnología a la sala de clases. Ahora se han designado recursos económicos para que todos los estudiantes y maestros, en cada rincón del país, tengan computadoras e internet gratuito en sus hogares, se ha comenzado a actualizar la infraestructura tecnológica de los planteles escolares y se han reforzado los recursos técnicos del sistema para garantizar que la integración tecnológica en nuestras salas de clase sea una exitosa.
De otra parte, el DEPR entendió que el futuro llegó y no hay marcha atrás. Por ello también comenzó a lidiar con la necesidad de que los docentes creen nuevas formas de interacción con sus estudiantes, que se adapten rápidamente a dinámicas didácticas diferentes y que no se conformen con simplemente dar una clase mirando una pantalla. En ese sentido, la agencia se ha encargado de promover el empoderamiento tecnológico de los docentes a través del ofrecimiento de adiestramientos dirigidos (talleres, coaching, mentoría, clases demostrativas), y autodirigidos (micro credenciales por competencias), entre otras estrategias. Esto ha provocado una interacción más dinámica y que, finalmente, las nuevas tecnologías se estén utilizando para atender el interés del estudiante y que la educación comience a enfocarse en las competencias que el estudiante desea dominar.
Aún nos quedan grandes retos, especialmente para los niños de escasos recursos que estudian en escuelas públicas. Es necesario apoyar a esos padres que no pueden trabajar desde el hogar, pero tienen niños que necesitan hacerlo. Definitivamente, con esta pandemia hemos ganado la apertura a nuevas posibilidades educativas. Ahora que esa puerta se abrió hay que aprovechar las coaliciones que se han creado para acelerar la optimización de la educación a nivel mundial pre y post COVID 19.
La pandemia nos afirmó que somos ciudadanos del mundo. Existen organizaciones como la nuestra comprometidas a colaborar para que el “reset” sea una oportunidad inclusiva para todos. Es tiempo de que todos los sectores contribuyamos a lograr que todos tengamos acceso a una educación inclusiva en el siglo 21.
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Fuente original: https://www.elnuevodia.com/opinion/punto-de-vista/lo-que-la-pandemia-regalo-a-la-educacion-puertorriquena/#comments